Wednesday, March 25, 2009

A Violent Meeting

La primer aventura de la campaña comenzó en una de las torres de marfil al sur de la ciudad de Arlandia. Allí acordaron encontrarse dos importantes magos del reino. Por un lado estaba Irmul, Runemage experto y actual administrador de la torre en cuestión. El otro era Desdis Druul, el mayor asesor del líder de la ciudad. Ambos se encontraron para presentarle a sus más destacados aprendices una oferta que no podían rechazar.
En realidad, podrían haberla rechazado, y hubiesen sido expulsados del reino.
Safiya, representando los intereses del equipo de relaciones exteriores a cargo de Desdis. Okku, el único Runemage a quien Irmul consideraba un aprendiz digno, y también su único aprendiz. Ambos se encontraban en una situación similar, y sus instructores se la hicieron saber: no eran rentables. Desde el comienzo de la educación de ambos, los maestros tuvieron que convencer constantemente a la Drakla Oranir de que valía la pena continuar capacitando a extranjeros que no tenían familares en la ciudad, y no podían pagar por el entrenamiento que recibían. Finalmente podrían sumar las capacidades de sus discípulos en un equipo de verborrágica diplomacia y profundo conocimiento de la magia.
Safiya es muda. Una diplomática muda. Durante la reunión hasta su maestro tuvo problemas para entender que quería decir con sus señas.
Okku no habló. A pesar de ser un humano antisocial, con la percepción reducida y por el momento el razonamiento de un mono tonto, sabe hablar. Sin embargo por respeto a Safiya creyó conveniente no hablar, e intentar también usar señas.
La misión asignada sonaba simple, aunque algo preocupante. Raelag, un Thesian del bosque Gufu, líder de la tribu Ral Aal, había solicitado hablar con representantes de la ciudad, para "intercambiar las palabras de poder para activación de los ídolos de Akul, por protección". Como motivación para enfrentar el desafío de averiguar más y dejar en orden las relaciones con los habitantes del bosque, los jóvenes aprendices recibieron 10 monedas de oro y unas semillas conocidas como Iirm Deramiis, que curan todas las heridas de quien las usa.
Los primeros dos días de la misión fueron utilizados para comprar lo que consideraron necesario, y para acceder a la biblioteca de Irmul en busca de información sobre los ídolos de Akul mencionados. Pudieron averiguar que eran un conjunto de estatuas ubicadas en el bosque, alrededor de otro monolito llamado "El Vigía".
Continuando con su silenciosa interacción, ambos acordaron seguir su misión al día siguiente, a la hora a la que se hacía el pan, en el mismo lugar en el que estaban en ese momento.
Al dirigirse a la casa para huéspedes donde se alojaba Raelag, fueron recibidos por su séquito de diez Thesian, armados y muy nerviosos, constantemente al borde de la violencia. Raelag sin embargo se mostraba más calmado. Un hombre de ojos azules, tan distintos al marrón de su gente, con trenzas prolijamente armadas en su cabello, y una armadura de cuero que demostraba la habilidad de los artesanos de su tribu.
Dada la falta de expresividad de la party, aceptó entrar en vínculo mental con Safiya para explicarles la situación. El Vigía y los ídolos de Akul representaban para su pueblo la prisión de demonios, los cuales ansiaban salir, tanto que podían susurrar sus True Names en los vientos del bosque, esperando que alguien los invoque para salir y causar daño a cualquier costo. Pero esto era una situación reciente, ya que hasta hace poco sólo el Vigía hablaba, y la tribu Ral Aal había aprendido a ignorar el llamado. Pero alguien había acabado con el letargo del Vigía, y las voces se multiplicaban en Gufu.
La oferta de Raelag era clara. Si bien ellos nunca usarían los nombres para liberar a los demonios, entendían el atractivo de poder que conllevaba conocer sus True Names. Estaba dispuesto a ofrecer al reino esa información, para que cuando antes les den a cambio armas y armaduras que les permitan defenderse de los demonios, porque el momento en que despertarían, a manos del reino o de otros, no estaba lejos.
El compromiso de Safiya fue obtener el pedido, pero a falta de una promesa con suficiente peso, dejo a su compañero de 450 kilos en compañía de los Thesian. Gracias a la sopa que ofrecieron, Okku pudo pasar sin problemas el rato, y no llegó a comprender su posición de rehén.
A la vuelta de la vidente se cerró el trato. Diez armas especialmente diseñadas para dañar demonios serían entregadas en una semana, en el mismo lugar. Raelag confesó haber traído dos de los ídolos a modo de amenaza en caso de ser necesario, y dado que el acuerdo estaba cerrado, indicó a algunos de sus hombres que permanezcan en la ciudad con los mismos hasta su regreso.
Mientras los alquimistas del reino preparaban el encargo, Safiya y Okku volvieron a los libros, y encontraron algo más. Los ídolos, de madera y piedra, no eran todos iguales. Distintas escrituras sobre las estatuas indicaban que algunos eran simplemente peligrosos, mientras que otros representaban una amenaza ineludible para el bosque entero.
Al llegar con lo prometido a la casa para huéspedes, la vidente y el runemage se encontraron con lo inesperado. Podían escuchar dentro del lugar el nombre de Akul, susurrado por los demonios, ahora despiertos, y sus nombres se repetían por sobre las paredes del edificio. No tardaron en mostrarse frente a ellos. Apareciendo frente a un frenético Okku que no consiguió invocar un Sign of Pain para protegerse, un demonio, un hijo de Akul como lo llamaban los Thesian, se dispuso a lanzar sus garras sobre el indefenso mago. Excepto que el indefenso mago había tomado un hacha del cargamento de armas contra demonios que cargaban, y superando en velocidad a su enemigo, descargo su fuerza de media tonelada en un golpe que separó a la criatura en dos, cabeza y cuerpo por separado desvaneciéndose en vapor rojo. Pero no era el único. El segundo de los demonios apareció sobre la espalda de Okku, e intento vengar a su hermano. Gracias al entrenamiento defensivo del runemage, y en parte a su considerable masa, no hubo daño que lamentar en el ataque. El contraataque de Okku aturdió al demonio, lo que dió tiempo a Safiya de tomar un War Mattock del cargamento e incrustarlo en su cabeza, entrando por un ojo. El vapor en que se convirtió el enemigo derrotado siguió al anterior, y siguiéndolos encontraron la caja donde se encontraban los ídolos que Raelag había traido. También encontraron, en el piso, los cuerpos ya sin vida de los tres miembros de la tribu que habían quedado a cargo de cuidar las estatuas.
Al menos quedaba la esperanza de que los dejen conservar las armas, evidentemente iban a necesitarlas.

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